Historias

Antonio Capote Pozuelo nació en Santa Cruz de Tenerife el 3 de diciembre de 1939, en un ambiente familiar que rezuma sensibilidad artística y musical, por parte de su madre, y pasión por la naturaleza, en relación con su padre. Por otra parte, el contacto cotidiano con el mar, durante su infancia en las largas estancias en Las Teresitas; el olor de los pinares de la Cumbre Nueva y el color de la lava reciente del volcán de San Juan y de los atardeceres del Valle de Aridane, en sus venidas a La Palma, probablemente han forjado la paleta del pintor que ha aparecido después. La búsqueda de su camino profesional le llevó en primer lugar a la Escuela de Aparejadores, en La Laguna y al Seminario Diocesano, en el que se acerca al arte flamenco con el padre Ramón y a la polifonía y al canto gregoriano con el músico Borguños. Posteriormente, inicia sus estudios de Bellas Artes en Santa Cruz de Tenerife de la mano de Mariano de Cosío y de M. Marques, R. Delgado, y A. Suñer, entre otros, terminando su formación en la Academia de San Fernando, en Madrid, en la que se especializa en restauración. Su formación pictórica y artística le ha llevado a la docencia, como a tantos otros artistas, ejerciendo su vida laboral en el Instituto Eusebio Barreto de Los Llanos de Aridane, hasta su jubilación. Pero Antonio Capote Pozuelo ha realizado otras muchas actividades artísticas y culturales, coincidiendo con su etapa profesional en la enseñanza media, pues ha sido director de la Coral Nuestra Señora del Pino, desde su fundación y durante quince años; ha participado activamente en la vida cultura de El Paso, promoviendo, entre otros proyectos, la Romería Típica de la Bajada de la Virgen del Pino; y ha formado parte del jurado de los Premios Canarias, en la modalidad de bellas artes e interpretación. Asimismo, ha participado en la decoración y el ajardinado de diferentes lugares del núcleo de El Paso, contribuyendo a la mejora de su imagen pública; ha rescatado también los tapices tradicionales del Sagrado Corazón de Jesús y ha realizado con el escultor Pereda de Castro el monumento al Árbol de la Graja, ubicado también en el caso urbano de El Paso. Durante esa larga etapa, apenas ha expuesto su obra creativa, salvo en algunas exposiciones colectivas y en una subasta, celebrada en Madrid, hace ya muchos años. Sin embargo, el conocimiento cercano sobre la historia y los avatares de la Fuente Santa del litoral de Fuencaliente le ha motivado a llevar a cabo ahora una semblanza pictórica de la historia de los variados acontecimientos que han tenido lugar en torno a este singular manantial de aguas termales, sepultado un día por las lavas del volcán de San Antonio y redescubierto por el tesón y la curiosidad de algunos investigadores, varios siglos después, utilizando las fuentes históricas y la tecnología como herramienta de investigación, pero también la inteligencia y la imaginación.