Notas |
- Rey de Castilla y León de 1252 a 1284. No es en la historia política y militar de la edad media donde hay que buscar la huella de Alfonso X, sino en el terreno del saber, en el que desempeñó un papel clave dentro de la evolución cultural del ámbito europeo.
Alfonso X de Castilla y León, primogénito de Fernando III y de la princesa germana Beatriz de Suabia, nació en Burgos el 23 de noviembre de 1221. A los 23 años, obedeciendo a móviles políticos, contrajo matrimonio con Violante de Aragón, y en 1252, tras la muerte de su padre, accedió al trono. Entre sus diez hijos tuvieron particular significación histórica el primero, Fernando, cuya muerte dio lugar a enfrentamientos por cuestiones sucesorias, y el segundo, que sucedería en el trono a su padre con el nombre de Sancho IV.
Las únicas aportaciones bélicas de importancia que su reinado dio a la Reconquista fueron la campaña de Niebla, ciudad tomada por el monarca en 1262, y las de Jerez, Medina Sidonia, Lebrija y Cádiz. Tampoco en su acción política interna le sonrió la fortuna: para sofocar el levantamiento mudéjar en Murcia y la zona cristiana de Andalucía se vio forzado a llamar en su auxilio al rey aragonés Jaime I, su suegro. En realidad, gran parte de las dificultades del reinado de Alfonso X se debieron a su intento de reforzar la autoridad real, que le produjo numerosos enfrentamientos con los nobles, y al tiempo perdido en sus intentos fallidos de reclamar el trono imperial germánico (al que podía aspirar por línea materna).
La extraordinaria obra cultural y científica de Alfonso X el Sabio tuvo tres consecuencias trascendentales: con ella se pusieron los cimientos de la prosa castellana, se creó un nexo de unión entre la Europa medieval y la cultura árabe, y se contempló por primera vez la ciencia histórica desde una perspectiva moderna. Alfonso X reunió -en Toledo, Sevilla y Murcia- a los más destacados científicos árabes, judíos y cristianos de la época, e impulsó la célebre escuela de traductores en la primera de dichas ciudades. Su obra en prosa, aunque de realización colectiva, fue, en su génesis, absolutamente personal, y se puede clasificar en obras históricas: Primera crónica general (historia de España), Gran e general estoria (historia universal); jurídicas: Siete partidas (código legal basado en el derecho romano y en la tradición castellana) y Fuero real; científicas: Lapidario (descripción y análisis de medio millar de gemas, metales y sustancias), Libros del saber de astronomía (con sus tablas alfonsíes, tratados, resúmenes y traducciones que sintetizaban los conocimientos astronómicos de la época); recreativas: Libros de ajedrez, damas y tablas, Libros de cabalos y Calila y Dimna (fabulario). En lo que respecta a su obra poética, destacan las Cantigas de santa María, una de las cumbres de la lírica española (420 composiciones), y las Cantigas de escarnio. Tanto unas como otras están escritas en galaico-portugués, la lengua utilizada en la corte para la expresión poética. Las primeras tienen un carácter fundamentalmente religioso, mientras que las segundas responden a motivaciones profanas.
Los años finales de Alfonso X estuvieron dedicados a solventar la cuestión sucesoria: Alfonso de la Cerda, hijo del primogénito fallecido, y el infante Sancho se disputaron el trono. Fue el segundo quien logró ser declarado heredero de la corona, oponiéndose además a establecer un reino en Jaén para su sobrino y oponente, como deseaba el rey. Ello provocó la guerra civil entre padre e hijo. El monarca sólo contó con el apoyo de Murcia y Sevilla, ciudad esta última en la que murió el 4 de abril de 1284.
* BOL Hispánica Universal. Disponible en http://www.mienciclo.es/enciclo/index.php/Alfonso_X_de_Castilla_y_Le%C3%B3n
- Lynch, J. (Dir) (2007). Historia de España. t. 8, Los Reinos Medievales. El País, pp. 242-243
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